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Incluye protección contra fraudes en tarjetas y cuentas

Incluye protección contra fraudes en tarjetas y cuentas

29/05/2025
Bruno Anderson
Incluye protección contra fraudes en tarjetas y cuentas

En 2025, el fraude financiero se ha convertido en uno de los desafíos más complejos para usuarios y entidades bancarias. Las proyecciones indican que sin mecanismos robustos de prevención, las pérdidas por fraudes podrían superar los 400 millones de dólares por país en Latinoamérica. Ante este panorama, es clave entender las modalidades de ataque, sus impactos y las estrategias para blindar tarjetas y cuentas.

Este artículo explora cifras, métodos de fraude emergentes y mejores prácticas para quienes buscan una defensa integral contra las amenazas. Además, ofrece recomendaciones prácticas para empresas y usuarios, y motiva a adoptar una cultura de ciberseguridad.

El panorama actual del fraude financiero

En 2022, el sector de seguros reportó pérdidas equivalentes al 5 – 10% de su margen operacional, con eventos individuales valorados en promedio en 200.000 dólares. En México, durante 2024, el ecosistema de pagos digitales mostró que el 30.8% de las transacciones autorizadas correspondió a tarjetas de crédito y el 69.2% a débito, lo que evidencia la magnitud de la cuestión y la relevancia de fortalecer las pasarelas de pago en línea.

Una tendencia alarmante es el auto fraude que socava la confianza. Algunos usuarios simulan robos de tarjetas para activar seguros y obtener reembolsos de hasta 1.500 dólares, afectando la reputación de las entidades y generando costes adicionales en procesos de investigación y restitución.

Principales métodos de fraude en 2025

Los ciberdelincuentes han diversificado sus tácticas para burlar controles. Entre las principales técnicas destacan:

Además de estas técnicas, las llamadas fraudulentas simulando empleados bancarios, los fraudes en redes sociales y las estafas de compra-venta en línea continúan afectando a un creciente número de víctimas.

Amenazas tecnológicas y tendencias emergentes

La sofisticación de los ciberdelincuentes se refleja en ataques de emulación e inyección que explotan vulnerabilidades en sistemas bancarios digitales. Estos ataques simulan dispositivos legítimos o introducen código malicioso para evadir controles convencionales.

La adopción de inteligencia artificial por parte de los defraudadores permite diseñar campañas de ingeniería social altamente adaptativas, personalizando mensajes y enlaces según el perfil del usuario. Al mismo tiempo, la banca online ofrece ventajas y riesgos: si bien facilita la detección automatizada, también abre puertas a atacantes que aprovechan brechas en la validación de transacciones.

Impacto económico y reputacional

Las consecuencias del fraude trascienden las pérdidas directas. Un único incidente, valorado hasta en 200.000 dólares, puede erosionar la confianza pública en una institución. Una entidad que sufre un ataque grave enfrenta:

  • Caída en el número de clientes y migración a competidores.
  • Sanciones regulatorias por incumplimiento de normativas de seguridad.
  • Costos elevados en investigaciones forenses y compensaciones.

Para los usuarios, el impacto puede ir desde pérdidas financieras inmediatas a daños prolongados en su historial crediticio, lo que afecta su capacidad de acceso a productos financieros.

Medidas de protección y mejores prácticas

La Condusef y otros organismos recomiendan adoptar medidas sencillas pero efectivas:

  • No compartir datos personales ni bancarios por correo o SMS.
  • Ignorar llamadas que soliciten urgencia en códigos o contraseñas.
  • Realizar revisión constante de movimientos bancarios y reportar actividades sospechosas.
  • Evitar cajeros en zonas oscuras y revisar posibles dispositivos añadidos.
  • Utilizar contraseñas complejas y activar contra autenticación biométrica y multifactor segura.

Las fintech y bancos avanzan con tecnologías de inteligencia artificial defensiva y sistemas de monitorización en tiempo real, capaces de identificar patrones inusuales y bloquear transacciones antes de su ejecución.

Regulaciones y obligaciones de proveedores

Las instituciones financieras, incluidos custodios de activos digitales como Juno Moneta, están obligadas a mantener cuentas segregadas y auditorías periódicas para proteger los recursos de los usuarios. Normativas como PSD2 en Europa o requerimientos locales en Latinoamérica enfatizan la privacidad y seguridad de datos, exigiendo:

  • Verificación exhaustiva de identidad y análisis de riesgos de cada transacción.
  • Implementación de mecanismos de detección en tiempo real y alertas automatizadas.
  • Políticas claras de compensación y respuesta ante incidentes de fraude.

Importancia de la educación y colaboración regional

La penetración de la banca móvil y los pagos digitales en Latinoamérica sigue creciendo, así como las brechas en educación financiera. Para mitigar riesgos, organismos y autoridades promueven campañas de formación ciudadana:

  • Programas de alfabetización financiera en escuelas y comunidades.
  • Plataformas en línea con casos prácticos y ejercicios de simulación.
  • Alianzas entre bancos, fintech y reguladores para compartir inteligencia sobre fraudes.

Fomentar una cultura de ciberseguridad y prevención es tan esencial como invertir en tecnología de punta.

Conclusión e inspiración

En 2025, proteger tarjetas y cuentas no es sólo un imperativo tecnológico, sino un compromiso colectivo. Cada usuario, empresa y regulador juega un rol vital en construir un sistema financiero sólido y confiable.

Implementar controles avanzados y una vigilancia constante fortalece la resiliencia ante ataques y restablece la confianza. Al adoptar estas prácticas, contribuimos a un entorno donde el fraude es la excepción y no la norma, y aseguramos un futuro financiero más seguro para todos.

Bruno Anderson

Sobre el Autor: Bruno Anderson

Bruno Anderson